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23 de noviembre de 2013

Capítulo 11:


                                                                Mensajes




                                                             
Había botellas de cristal tiradas por el suelo, la gente estaba empezándose a dislocar. Aquel tirado al lado de la puerta ya no era el único que estaba así. Olía a tabaco por todas partes. La música ya no estaba alta, ya ni se podía escuchar a la persona que tenías al lado.
-Debo avisar a mis amigas. No quiero estar aquí -dije. Tras esto entré en la casa con Kamilia pisándome los talones.
-¡Chicas! - quiero salir de aquí ya, ellas andaban alucinando desde la ventana -¿Qué pasa? -pregunté.
Ellas sólo miraban como desde la ventana el jardín estaba... destrozado y la gente andaba de aquí para allá tambaleándose.
-Vayámonos- dijo Antía.
Salimos inmediatamente de allí.
-¡Kamilia! -grité desde el coche- ¿Te vienes? No soy capaz de dejar a alguien como tú aquí sola, a saber como acabara esto.
-¿Y mis amigas..?
-Estarán bien. Míralas, son felices bebiendo- que tontería. Bebían en vez de divertirse con sus amigos.
-Está bien, ¿a tus amigas no les importará?
-Claro que no, sube -le di un toque en la espalda incitándola a entrar dentro del coche. Por último entre yo, dándome un golpe con el techo del coche. Se partieron de risa todas, excepto yo.
Conducieron camino a nuestras casas. Primero nos dejaron a nosotras (Irene, Teresa, Irene y yo) en la nuestra. Bajé del coche despidiéndome de las chicas. Ellas arrancaron y se perdieron en la calle.
Entré y me lancé al sofá con los tacones puestos.
-CHICAS -grité, ellas no habían ni entrado y yo ya estaba deshaciéndome de los tacones para la que se avecinaba- ZAYN MALIK ME HA PEDIDO MI NÚMERO.
-¿¡QUÉ!? -gritaron, finalizando con el tono más agudo que puedas imaginar.
Saltamos, gritamos. Les conté lo ocurrido. Corrieron por la casa. Me preguntaron si tenía su número. Les contesté que no. Me abuchearon. Me maltrataron con cojines y con el mando del televisor. Gritaron. Rieron. Corrieron. Lloraron. Me gritaron al oído. Pero yo era la que estaba más feliz. Como no. No voy a describir todos los sentimientos que me sucedieron esa noche por todo el ajetreo de que él tenía mi número. Serían interminables. Tanto mariposas en el estómago como nervios. Tanto risa como llantos de alegría.
Sólo espero que me llame.
No dormimos en toda la noche.

A las seis de la mañana me desperté con medio cuerpo en el sofá y el otro en el suelo. Las chicas estaban en los sillones durmiendo. Miré mi móvil, lo puse a cargar a mi lado aunque tuviera la batería a tope e intenté dormirme de nuevo mientras intimidaba al móvil. En cualquier momento podría llamarme, aunque no sería muy normal eso de llamarme a las seis de la mañana, pero, que mas da...


-Bip, bip. Bip bip.
Me desperecé sin recordar ni quien era y tiré el teléfono de mi lado.
-Bip bip bip bip.
Me volví, lo miré de reojo, cerré el ojo. Me quedé dos segundos en modo estatua y me tiré hacía el móvil recordándolo todo.
-Puta, puta -tiré el cojín que tenía más cercano en ese momento hacia la puerta y lo peor fue que no iba a acertar. Llegó a la cara de Irene. Ella ni se inmutó.
-Cállate y déjame dormir - hablaba Teresa mientras se sacudía y se peleaba con la almohada.
Ese mensaje no era de Zayn, era de la compañía de mi móvil. En el momento más inoportuno. Como todos los días.
¿Me llamaría?


*Hola chicas, perdón por todos estos meses en mi ausencia y perdón por el capítulo taaaaaaaaaaan corto, pero he estado muy ajetreada y espero que aún sigáis leyendo mi novela.
Aunque tarde, seguiré escribiendo. Gracias y besos ^^ :)*.

17 de septiembre de 2013

AVISO:

Hola. 
Cómo veréis no he subido ningún capítulo en la novela desde hace bastante, pero estoy dudando si seguir con la novela o no, por que pienso que nadie lee lo que escribo.
Pues me gustaría que comentarais si seguís leyendo mis capítulos. Mientras más comentarios más rápido subiré. 
Así que si veo bastantes comentarios, seguiré con la novela y si no, la tendré que cancelar.
No me gustaría cancelarla por que disfruto mucho escribiéndola, así que espero vuestros comentarios.
Gracias y no olvidéis seguirme ^^: @VeroL55
Besos.

19 de julio de 2013

Capítulo 10:






                                                               La fiesta

"Bum" "Bum" "Bum" "Bum" "Bum" "Bum" "Bum".
Mi corazón se aceleró.
"¡BUM!" Cada vez parecía más fuerte. No podía respirar, tampoco podía hablar.
"Bum" "Bum" "Bum". Al principio me quedé mirando su cara, para poder encontrar una pista de que tal vez aquello era un sueño. 
Pero los sentimientos de sentirse insignificante, de que eres sólo un juguete del destino parecían tan reales... 
Y esta vez el destino...
Había acertado.


Su cara era de preocupación, eso por lo menos pensé. Algo extraño, ya que en aquel momento sólo tenía ojos y pensamientos para aquella perfecta escultura de pies a cabeza. Tragué saliva. ¿Cómo me vería en ese momento? Completamente estúpida, como nadie, estoy segura. ¿Pero qué contesto? ¡Un sí! Eso lo tenía claro. ¿Pero y si era broma? ¿Y si era una jugarreta del bipolar destino? ¿Y si...?
Cállate.
Oí un suspiro forzado pero con un intento de disimulo.
Miré hacia el suelo y luego la hora. ¡Qué estúpida, lo sé! Habían pasado dos minutos desde su pregunta. Dos minutos de puro infierno y a la vez dos minutos de gloria.
Cuando sentí que aquello si era real. Una sonrisa de oreja a oreja se cruzó por mi cara y levanté la cabeza con un rápido movimiento. "Loca" pensé.
Él se acercó a mí.
-¿Estás bien? ¿Te ocurre algo?-preguntó.
-Estoy bien, gracias. No te preocupes.
-Y... -él quiso proseguir. Fue una indirecta para que le contestara. Estaba y estoy segura.
-Claro -sonreí decidida. Sus labios se transformaron desde una línea recta perfectamente trabajada a una media sonrisa-Y bueno...
-¿Me das tu número de móvil?
-Sí... est...-y me interrumpió.
-Toma -sacó su móvil del bolsillo y me lo entregó -¿me lo apuntas?
-Cla...claro -cogí su móvil con torpeza e intenté buscar donde se apuntaba el número. Al verme tan amargada y nerviosa, se puso a mi lado.
Su brazo al contacto con el mío, me hizo estremecer. Con su suave contacto. Creo que me gustaba esa sensación de sentirse de esta forma. Esa forma de la que me sentía yo en este momento. Como no, yo iba a disfrutar de ese momento. Por si me despertaba del sueño. Rocé esta vez yo su brazo con el mío, pero él no se dió cuenta de mi acción intencionada. 
-Aquí -me susurró con un tono suave, señalándome dónde debía ponerlo.
Me quedé callada, ¡cómo podía tener ese móvil! Seguro le habría costado un pastón... normal. Aunque era un lío. 
Miré con el ceño fruncido el móvil y él se rió a carcajadas.
-Creo que sería más fácil que me dijeras tu número para que yo lo apunte- me dijo. Buena opción Zayn. Se lo fui dictando y se lo repetí unas dos o tres veces. Él reía cada vez que le decía que debía repetírselo de nuevo. 
-Bien, pues ya te llamo. Debo irme -me besó la mejilla. 
Temblar. Temblar. Temblar. Temblar. Temblar. Temblar.
Me puse nerviosa. No le pude devolver el beso por que cruzó la calle rápidamente y se giró para hacerme un gesto con su mano de despedida.
Hice como la que metía las llaves en la ranura de la puerta, la abría y la cerraba. Lo hice, pero corrí hacía las ventanas, aparté de un tirón las cortinas y miré hacía donde se había ido.
Estaba allí, subiéndose en un coche negro, alto y grande con cristales tintados. Pude observar que tras poner un pie dentro del coche, echaba una última mirada hacía mi casa (nuestra casa) y cerraba de un golpe la puerta. El coche aceleró hasta perderse de mi vista tras girar a la izquierda.
Giré hacía el salón y miré el reloj, ¡las ocho y media! Justo a tiempo.
Se oyó el timbre.
No, ahora es justo a tiempo. Eran Antia y Aitana.
-Hola-dijeron las dos a la vez.
-¡Hola! Pasad -les permití el paso hacia el salón y se sentaron.
-¿Siempre abres tú la puerta? -preguntó Aitana riéndose.
-Eso creo. Bienvenidas a mi vida.
Antia empezó a reírse pero la interrumpió mi grito:
-SALID YA QUE YA ESTÁN AQUÍ -como si no estuvieran grité a pleno pulmón.
-Impaciente -decía Irene desde el baño, mientras abría la puerta y se encaminaba hacia el salón. Se sentó y las saludó -a Teresa y a Ana les queda bastante.
Irene iba así (sin chaqueta):


-Irene, adoro tu conjunto, ¿dónde te lo has comprado? -preguntó interesada Aitana.

-Secreto y gracias. También adoro vuestra ropa, ¡decidme dónde os la habéis comprado y no vale decir...!
-Secreto -dijo Aitana riéndose.
-Dije que no valía.
-No lo llegaste a decir.
-Pero lo iba a decir.
-¡No lo has dicho!
-¡Pero sabías que lo iba a decir!
-Pero yo... no, no lo sabía -mintió Aitana a la defensiva. En el fondo se notaba que "peleaban" de forma divertida y muy de broma, por que en sus caras se notaba las ganas que tenían de partirse de risa. Pero solo una pequeña muestra de burla se les asomaba, y no es que se notara mucho- Además, si me dijeras la tuya...
-Bueno chicas, no os peleéis, que os puedo decir dónde me he comprado la mía -interrumpió sonriendo Antia.
-¿Y tú porqué interrumpes? Se estaba poniendo interesante- sonreí maliciosamente.
-Calla -me dió un manotazo y siguió riéndose.
-Cállate tú -esta vez el manotazo fue hacía ella.
Y así seguimos partiéndonos de risa. Y por culpa de Antia y también por mi culpa, no sé como lo hicimos que metimos en nuestra pequeña discusión de manotazos a Irene y Aitana.
Sus conjuntos, fueron de Antia:




Aitana:

Cuando, tras un rato viendo la tele, salieron Teresa y Ana.
-Ya estamos aquí.
-Gracias, por fin-suspiró Antia y empujó a Aitana, que estaba encima de ella. Mientras tanto, se habían tendido en el sofá. Aitana casi se cae pero su amiga rectificó cogiéndola del brazo mientras reía.
-Gracias-reía Aitana mientras se cogía del brazo de Antia y se levantaba.
Conjunto de Ana:

Conjunto de Teresa:
Por fin pudimos salir.
-No he traído coche por que está cerca de aquí-dijo Aitana.
-Pero...-iba a decir Irene.
-Está aquí cerca-insistió Antia.
-No es eso-siguió diciendo Teresa-es que no sabemos a donde nos lleváis.
-Ah eso, perdón. Pues teníamos pensado llevaros a un restaurante que hay de moda por estas calles. Hemos ido allí montones de veces con otros amigos.
-¿Amigos?-hice un movimiento de cejas. Me encantaba hacerlo.
-Sí, sí. Decidnos, decidnos-Ana se unió a mí.
-¿No nos dejaréis con la duda...? -preguntó Teresa.
-Lo siento, somos así. Necesitamos saberlo -bien, ahora Irene también.
-Ya os diremos-rió Aitana-Ahora sigue explicando Antia, lo que ellas te han interrumpido-y nos fulminó con la mirada.
-Vale-hizo una pausa por si alguien se atrevía a interrumpir de nuevo y prosiguió-Teníamos planeado lo anterior, pero esta tarde me avisaron de que habría a las afueras de la ciudad una fiesta.
Antes de que siguiera interrumpí:
-Una fiesta de...
-Una fiesta, solo eso-respondió Aitana. Asentí y siguió explicando Antia.
-Me dijeron que podía invitar a quien quisiera. Si os digo la verdad, quien me llamó fue una amiga... pero no conozco a nadie más. No sé ni quien irá. Tal vez vaya poca gente, supongo.
-Pero sólo supones-dijo Teresa.
-Sí.
-¿Y cómo vamos ir? Coche...
-Oh, mierda, mierda-Aitana se dió con su mano en la cabeza y entrecerró los ojos esperando que no le dijéramos nada. Defensa propia.
Yo empecé a reírme:
-Creo que ya mismo necesitaré comprarme un coche por si alguna emergencia.
-Como esta-contestó Irene.
-No pasa nada, podemos ir a mi casa-dijo Aitana.
-No, tú debes ir a tu casa-la señaló con el dedo Ana.
-Esta bien... sois malas,vamos Antia.
-Yo...me quedo aquí-dijo Antia.
-Pero... bueno vale, tendré que ir yo, no tardaré mucho.
-Vale, te esperamos aquí, no te preocupes.
Aitana echó una última mirada y se marchó hacia su casa en busca de su coche. Antia al final fue con ella.
En cuanto Irene, Ana y Teresa las vieron desaparecer se metieron en casa.
-¿No vienes?-preguntaron.
-No-contesté. Me senté en el escalón y me eché en la puerta. La noche se tornaba más fría y se podían ver las estrellas. No quería estar dentro de la casa. No sé. Miré el móvil. Yo no tenía su número, no podía hacer nada.
Le tocaba a él decirme si yo era alguien o no. Tal vez no me llamara. Tal vez fue un sueño y aún esté dormida. "Voy a pellizcarme" pensé. Me di un fuerte pellizco en el brazo, pero solo sentí dolor. Me quejé. "En las películas siempre funcionan", me encogí de hombros y esperé a que pasará el tiempo. En mi mente sólo pasaba un "Llámame". Él debía hacerlo. 
Veía las imágenes que tenía el móvil, ponía música, la paraba, la ponía y la volvía a parar. Después jugué con la pulsera que llevaba. 
Me entretenía mirando los coches que pasaban, haber si acertaba cual era el de Aitana. Nunca acertaba. Hasta que un coche se paró y Aitana me saludó desde dentro bajando la ventanilla.
-¡Vamos!
-Chicas, venga nos vamos que ya están aquí-grité desde afuera. Me metí dentro del coche- ¿Qué hora es?
-Las diez-contestó Antia.
-Vale, gracias-esperamos diez minutos mientras charlábamos de si "la fiesta por aquí" "la fiesta por allá" y entraron las demás.
-Por fin Aitana-suspiró Ana.
-Creí que nos dijiste que tu casa estaba cerca-dije yo.
-Hemos ido lo más deprisa que hemos podido -se excusó Antia.
-¿Y esa comida que hay ahí?-se fijó Irene, recogiendo los restos que quedaban de comida en un envoltorio.
-No sé, ¿Antia?-preguntó Aitana.
-¿Eh? No, ¿Aitana?-contestó esta.
-Tampoco-empecé a reírme. Seguro que se habían parado por el camino a comprar algo de comer-Dejaros de rollos, que eso seguramente será de otro día, ahora ¿la fiesta?
-¡Sí! Vamos-empezó a emocionarse Teresa dando algunos palmetazos en el sillón de delante para que arrancara ya.
-Ya va, ya va.
Condució hacía las afueras de la ciudad, yo no conocía eso así que lo tuve que preguntar porque si no estallaba.
-¿No nos estarás llevando a un lugar escondido para matarnos y que nadie os vea?-miré primero a Antia y luego a Aitana.
-Sí, ¿algún problema?-contestó esta última.
-No, nada, guay-todas empezaron a reírse. Las casas se estaban empezando a acabar y cuando se acabaron, la carretera descendía hacía abajo.
-Quince minutos más y llegamos.
Eso fueron, quince minutos exactos contados por mi reloj. Se oía la música y el alboroto fuera de la casa. No era grande, pero detrás, estaba el patio, eso si que era grande. 
-Esperad, que yo paso de entrar ahí sin saber dónde está Naomí. 
-¿Qué Naomí?
-La chica que me llamó- salió del coche y marcó un número. Se separó del coche y de la casa. Estuvo hablando un momento y volvió. Se quedó mirando la casa y se agachó para hablarnos con la ventanilla abierta-Es aquella.
Observamos como la chica rubia de pelo corto, baja y flaca avanzaba por el camino de personas (borrachas). Cuando se acercó más, pude fijarme en su conjunto.


-¡AITANA!-corrió a abrazarla. Pero antes se paró y le dió "dos besos". Si eso se podía decir, ni la tocó.
-Naomí-dijo de saludo y asintió. Antia salió del coche retumbando la puerta al cerrarla para que se diera cuenta de que estaba allí.
-¡Antia!-dijo e hizo la misma acción.
-¿Qué tal Naomí?
-Bien bien, ¿entráis? No os habéis perdido nada interesante. Pero ya mismo llegará-rió. Miró el coche y simplemente volvió a la casa. Teresa, Ana e Irene salieron del coche. Y yo salí tras ellas.
-Podemos entrar ya, supongo.
Nos dirigimos dentro de la casa. En lo primero que me fijé era en un chico que estaba tirando en el suelo al lado de la puerta, abrí los ojos como platos e intenté no pisarle.
-¿Está vivo?-les susurré a las chicas.
-No sé, ¿lo comprobamos?-empezó a reír a Ana.
-¡No!-contestó Teresa.
-Pero que mierda es esta...-dijo Antia mirando como la mayoría estaban borrachos y la música te destruía los oídos.
-Vamos a sentarnos a...-Irene señaló a todas partes y al ver que no había sitio concluyó-allí. Había señalado al suelo. Reímos y buscamos un sitio para sentarnos.
-Podríamos quedarnos en las escaleras, mejor -dijo Teresa.
Cuando llegamos había allí una chica sentada. Nos sentamos al lado y empezamos a charlar entre nosotras sobre cosas de la mismísima fiesta. Desde arriba había un pasillo que llegaba a habitaciones y bajaron una chica y un chico a trompicones juntos. Iban más que borrachos. La chica se tropezó al bajar y perdió pie justo al lado de la chica desconocida y yo.
-¡Cuidado joder! - grité, ya que la chica había empujado a la que estaba al lado mía y esta a mí sin querer. El chico y la chica se reían y se tambaleaban hasta la cocina.
-Perdona-dijo.
-No pasa nada-dije yo sonriendo-No es tu culpa.
-Gracias. Esta fiesta no es muy buena.
-Cierto, bastante. Acabamos de llegar y hemos acabado aquí. ¿Y tú qué haces aquí sola?
-¿Sola? No, mis amigas estarán por aquí. Pero paso de ese rollo. Lo de beber y eso...
-Lo mismo digo. Son las once y ya están así- señalé al de antes, el chico de la puerta. Seguía allí babeando con botellas de alcohol. Se rió al ver su cara.
-¿Cómo te llamas?-me preguntó.
-Vero, encantada ¿y tú?
-Kamilia, lo mismo digo-sonrió.
Ahora que me fijaba, era muy guapa.

-¿Son esas tus amigas?
-Sí, son estas-miré a mi lado pero no estaban. Kamilia rió a carcajadas:
-¿Son aquellas?, las he visto antes. Se acaban de ir -estaban con Naomí. Aitana la sujetaba y Antia también.
-Sabía que esa iba a acabar borracha.
-¿Quién?
-Aquella chica rubia-mis amigas la sostuvieron y Naomí no reaccionaba-¿Qué le pasa?
Aitana contestó:
-No sé. Está así, no responde.
-Déjala en el sofá-la depositaron cuidadosamente. Y esta empezó a roncar. Nos partimos de risa mientras los demás seguían a su rollo. Sólo estaba dormida. La dejamos allí y yo volví con Kamilia.
-¿En serio esa es tu amiga?-me preguntó esta.
-Que va, sólo sé que se llama Naomí y que ronca.
-Interesante que sepas eso-nos reímos de nuevo -¿Quieres salir un rato fuera?
-Claro, no tengo nada mejor que hacer- miré de nuevo a mi alrededor antes de salir. Cuidadosamente intenté no aplastar el cuerpo de aquel chaval en la puerta con mis tacones y salimos fuera.
No sé por que lo tuvimos que hace. Aquello si que era un descontrol.



*¡Espero que os haya gustado el capítulo! Aquí tenéis mi twitter por si me queréis agregar: @VeroL55. Comentad y muchas gracias por seguir leyendo*.

26 de junio de 2013

Capítulo 9:



                                                                 No es real


Todo había cambiado, sí, excepto por una cosa...
Mi sueño de volver a encontrarme con él era aún más fuerte.

Ya habían pasado dos semanas desde la tarde de chicas. Había estado hablando por teléfono con Aitana y Antia, aunque no quedamos más veces en este tiempo. Ya era hora de salir con ellas. Era por la tarde, Ana, Teresa e Irene veían la tele y charlaban animadamente. Dejé el portátil sobre la mesa y hablé:
-Chicas, ¿qué os parece si quedamos con Aitana y Antia?
-No tenemos planes -contestó Irene.
-No, no tenemos -contestó Teresa, levantándose hacia la silla para coger los auriculares, cuando  vino y siguió- ¿Ellas pueden?
-Decidme si vosotras podéis y ya les aviso yo a ellas.
-Sí, yo quiero salir a dar una vuelta, y comprarme un helado -a Ana se lo hizo la boca agua y volvió al mundo real observando mi reacción.
-Bien, esperad -marqué rápidamente el mensaje "¿Puedes quedar?" a Antia, ya que fue la primera que encontré. A los minutos, contestó, "Puedo". Seguí tecleando más rápido. Las chicas me estaban matando a miradas, no miradas con mala intención, si no de esas que intimidan y no te dejan dormir, bueno, no para tanto. "¿Y Aitana?" contesté. "También. A las ocho y media en vuestra casa, ¿os parece?". Tecleé de nuevo al encontrarme con su mensaje: "Sí, vamos a dar una vuelta". No tardó en contestarme un "Bien, conozco un sitio para comer genial, nos vemos". Sonreí al saber que me iban a enseñar sitios nuevos de Londres, eso me gustaba. "Guay. Adiós". 
La conversación no duró mucho. Las chicas esperaron mi respuesta.
-A las ocho y media estarán aquí.
Las tres se fueron tras contestarles. Yo me quedé sola en el salón. Me tiré en el sofá y observé como el sol se tornaba anaranjado y bajaba más y más. Aburrida por no hacer nada, puse canciones y empecé a cantarlas mientras comía algo: Tenía hambre. 
Abrí la puerta del frigorífico, que estaba medio vacío. Suspiré. Debíamos hacer la compra lo antes posible o al final nos moriríamos por vagas. Cogí del bote de la encimera galletas. Y rebusqué haber donde estaba el maldito zumo. Desde atrás se oyó a alguien.
-Que haces.
-Ah... hola-fue lo único que podía decir. Era Irene.
-¿Sabes qué?-me preguntó.
-No, no sé nada- dije con ironía. 
-Esas son MIS galletas -remarcó la palabra "MIS" y señaló con su dedo hacía la galleta ya mordisqueada por mí. Le dí un manotazo.
-Está en la encimera, y son NUESTRAS galletas -yo hice lo mismo con "NUESTRAS".
-Pero sabes que son mis preferidas.
-A mi también me gusta, y porque te coja una no va a pasar nada-miré de nuevo el bote y "robé" otra galleta-Corrijo, porque te coja dos galletas no va a pasar nada.
Irene me miró enfadada y al final se dignó y se fue.
A vestirse.
El maldito armario era demasiado grande para saber que ponerme. Tiré toneladas de ropa en la cama. Varias veces eché la ropa donde no debía, es decir, en otro sitio que no era la cama. Por ejemplo, en el jarrón de mi mesa pequeña. Y como no, cayó. Se oyeron el caer de los cristales esparcidos por el suelo. "Bien, Vero" pensé. Corrí para poder recogerlo todo, pero ya estaban ellas allí.
-Mira que eres torpe-dijo Ana. Teresa asintió con la cabeza. 
-Mi habitación, mis normas -y les cerré la puerta. "¿Tus normas? ¿De qué hablas? ¿Romper un jarrón es una norma? Esa norma mola" me dije para mí misma y negando con la cabeza. Recogí los trozos de cristales que habían llegado hasta el infinito. 
En fin, mi conjunto:

Íbamos a ir de fiesta, ¿no? Pues debía vestirme bien para ello. Rara vez me ponía tacones, pero para esta ocasión quería. No exageraba e iba cómoda. Todavía faltaban más de dos horas para que vinieran y yo quería hacer algo, me aburría. ¿Y si leía? Rebusqué entre los cajones de mi habitación, pero todos los libros me los había leído y ya de tantas veces me resultaban incluso aburridos y pasados de moda. Y... ¿dónde había alguna biblioteca o librería por aquí? En esos pensamientos estaba yo, cuando Teresa apareció con ropa en sus manos. Me miró y observó mis zapatos de tacón.

-¿Te vas a poner tacones?
-Sí.
-Es que no sabía que ponerme. Yo también me pondré.
-Ah, bien... ¡Oye espera Teresa!-ella se volvió, ya que estaba a punto de cruzar el pasillo -¿sabes algún sitio donde vendan libros que quede aquí cerca?
-Mmm... si, en esta calle, hay una librería, pero no recuerdo su nombre...
-Muchas gracias. No tardo nada -dije mientras cerraba la puerta de la casa. Fui hacia la dirección que me había indicado Teresa. "¿Dónde mierda está? Aquí hay de todo menos una maldita librería" pensé. Seguí andando y ahí estaba, ¡mi salvación! Entré y aquello era inmenso, ¿por dónde empezaría? miré en una sección y otra. Había pocas personas, tal vez por la hora, o tal vez por que no les gustaban los libros, yo que sé. Tampoco supe como había entrado en la sección de cuentos. "¿Qué hago aquí?" Pensé. 
Me giré para volver a las otras secciones pero vi un cuento de cuando yo era pequeña. Lo cogí y lo sostuve entre mis manos. Repasé el contorno de los dibujos con las puntas de los dedos y me quedé con la cabeza gacha mirando el pequeño libro.
-Hola.
Me quedé un momento parada y disimulando, deje el libro de nuevo en la estantería, y como si no fuera la cosa, miré hacia aquella persona. No sabía quien era. Era raro... o rara. Llevaba mucha ropa para ser verano... Muy extraño, cierto. Le miré sin saber que decir. ¿Quién era?
Se limitó a mirarme y luego miró hacia la derecha, izquierda, detrás y delante... 
Se quitó el gorro y las grandes gafas de sol... ¿Quién era?



Era él.




-Hola -me dijo de nuevo, dejando ver su perfecta sonrisa.

-Ho... ho-la.
-¿Qué haces... aquí? -me señaló el cuento y rió en un tono bajo.
-Esto... no... nada- reí tímidamente. Con una estúpida risita nerviosa.
-¿Qué tal estás? -me dijo. Yo no podía mirarle, y menos a los ojos. Alargó su brazo hacía mí, me tomó la barbilla y la elevó. Para que mí mirada fuera directamente hacia sus ojos.Que injusto-¿Te acuerdas de mí?
Para no acordarme. Que pregunta más estúpida. Claro que le recordaba. Hasta en mis pensamientos. Ahora, debía responder su pregunta. Empecé a temblar.
-Claro que me acuerdo de ti- dije, pero quería acabar la frase, necesitaba acabar la frase-...Zayn.
-Menos mal, pensé que te habías olvidado de mí-sonrió de nuevo- te debo un paraguas. No te dí las gracias.
-Sí, lo hiciste-sonreí esta vez yo.
-De todas formas, gracias. Y también por aquello.
-¿Por qué?
-Por salvarme-no le comprendía. ¿A qué se refería?
-¿De qué?
-De mis fans -rió -Gracias por no decirles por donde me había ido. De verdad, cuanto me alegro de haberme encontrado contigo.
Mierda, ¿ahora que le dices, Vero?
-¿Por salvarte?
-No... -¿entonces por qué Zayn? Pero claro, yo no podía preguntárselo. ¿La culpa? Díselo a mis nervios. Pero él debía contestar. Espere paciente a su reacción y a su respuesta. Pero él sólo se limitó a mirarme.
Se puso de nuevo su gorro y sus gafas y me dijo:
-¿Te gustan los libros?
-Sí, pero no tengo tiempo para leer. Aunque ya que me había decidido, no tenía ninguno interesante.
-Lo mismo digo.
-Tú tienes menos tiempo libre que yo, está claro -le sonreí. "¿De dónde sacas palabras?".
-Seguro... pero bueno, dime, ¿qué tipo de libro estás buscando?
-Ninguno en especial, ¿y tú?
-He estado buscando un rato, pero no veo ninguno que me interese- Me hizo una seña con su mano y caminó despacio hacia otra sección, le seguí- Aunque aquí están los que más me gustan.
-Sí, me gustan...-pasé mi mirada por las estanterías hasta que posé mis ojos sobre uno. Nunca lo había visto. Él se dió cuenta y se acercó a mí. Me rozó con su mano y yo temblé.
-Este libro lo tengo-lo sostuvo entre sus manos-¿Te gustaría leerlo?
-Sí.
-Te lo puedo prestar.
No me lo creía, ¿en serio? No, no, no, no... No podía estar pasando. ¿ME ENCUENTRO A ZAYN MALIK Y DE REPENTE ES COMO SI FUÉRAMOS AMIGOS? Maldita cabeza, deja de crear imágenes reales. Aunque fuera mentira o no, me gustaba.
Asentí. Quería leerme ese libro. Su libro. Aunque fuera un libro "no real", creado tal vez por mi mente. Pero era su libro.
Él no dejó de sonreír durante sólo unos segundos, para él. Pero para mí, fueron horas. Que vergüenza.
-¿Vas a algún sitio más?-me preguntó... Zayn.
-No, sólo era para esto.
-¿Te acompaño a casa?-me dijo, levantando una ceja, pensativo. Temblé, de nuevo. No voy a poner de nuevo el discurso de que esto no estaba pasando, pero, seguía sin creérmelo.
-Eh-eh -dije. Un robot, tal vez, eso era yo.
-Dime, no importa, de verdad, esto... si no quieres.
-¡NO!-me quedé pillada por mi respuesta tan agresiva, rectifiqué-Bueno... acompáñame, si quieres...
-Por supuesto- salimos de la librería sin ningún libro y se limitó a mirarme-¿Me puedes decir dónde vives?
-Al final de esta calle.
Me dejó pasar para seguirme y al instante se puso junto a mí. No sabía que decirle.
-¿Te preguntarás por que visto tan raro hoy? -preguntó él, con una media sonrisa.
-La verdad es que no sé, ¿por qué?-me iba a contestar cuando yo intuí el por qué- ¿Para qué no te reconozcan?
-Exacto.
Venga Vero, pregunta, pregunta, pregunta, pregunta... me decía mi mente. Pero mi corazón se limitó a no volver a latir más.
-¿Y por qué te has quitado las gafas y el gorro para que yo supiera quien eras?
Él siguió andando y mirando al frente hasta que oyó mi pregunta. Se paró y giró su cabeza hacia mí. Se rascó la nuca. Yo seguí andando dos metros más y cuando vi que no me seguía, me paré y me dí la vuelta. Él miraba hacía abajo. Me acerqué unos centímetros y me quedé paralizada.
-No lo sé- me dijo. Parecía sincero. Esta vez, la que sonreí fui yo. No le dí importancia. Al verme, se limitó a sonreír y a volver junto a mí mientras seguíamos yendo hacía mi casa.
Llegamos de inmediato a la puerta de casa.
Saqué unas llaves.
-¿Es tu casa?
-Sí.
-Es bonita.
-Gracias-hazlo, hazle la maldita pregunta-¿Quieres...? ¿Quieres...? ¿Pasar?
-No, gracias, debo irme. He estado más tiempo de lo que debería fuera.
-Ah, no pasa nada.
-Bueno, esto... a-adiós -dijo. Yo me limité a mirarle. Ando tres pasos más y paró. Se giró, dubitativo. Y al final, se acercó a mí de nuevo.
-¿Te gustaría salir conmigo?


*Muchas gracias por seguir leyendo mi novela. Comentad y decid que os a parecido. Besos :D*



7 de junio de 2013

Capítulo 8:




                                                                Tarde... de chicas

-¡¡¡¡¡Vero!!!!! -gritó alguien desde la puerta.
Fui hacia el salón y las vi con... lo que me parecieron infinitas bolsas.
-¿¡Pero qué es eso!? -les señalé las bolsas.
-Decoración -dijo Ana.
-No, no, eso parece la casa entera -hice una pausa y vi que ellas miraban las bolsas con aire de impresionadas.
-Anda, es verdad, nos hemos pasado-admitió Irene.
-No nos cabrá todo en la casa-susurró Ana.
-Que pastón os habréis gastado.
-La verdad es que ni lo sabemos-dijo Teresa y se miraron las tres.
Les ayudé como pude a decorar la casa... ¡nos sobraron demasiadas cosas! Estuvimos bastante tiempo, ¡queríamos terminar ya!
-Bien, todo listo -dijo Teresa.
-Tengo hambre- se quejó Irene-¿Y vosotras?
-Eso no sé pregunta, es obvia la respuesta -siguió Teresa hablando.
-¿Y qué podemos comer?
-No sé.
-¡ANA!
Yo observaba y las escuchaba sin inmutarme y sin decir nada. ¿Parecería una estatua?
-Que podemos comer.
-No sé... ¿Vero? -me preguntó Ana.
-Hola-dije sonriendo.
-Bromas aparte, necesito comer -se quejó esta vez Teresa.
Decidimos preparar algo, algo no muy complicado. Pusimos los cubiertos y nos sentamos a comer. Empezaron a hacer zapping, ya que una lo quería en un canal y otra en otro. El mando volaba: Del sofá al suelo, del suelo al sillón, del sillón a la mesa, de la mesa a la cocina, de la cocina a la silla y de la silla a mi cara... Sí, el mando paró a chocar en mi cara. Dolió bastante.
-¡Estás bien! -gritaron. Pero antes, se pelearon por el mando de nuevo.
-Da igual, estoy bien. Pero os perdono si me dais el mando, me habéis echo mucho daño -era bipolar, quería el mando, y lo tendría. Lloriqueé falsamente hasta que vi como posaban el mando en mi mano extendida. -Gracias y...¡tengo que contaros algo!
-¿El qué?-preguntaron curiosas a la vez Irene y Ana.
-Hoy, tenemos planes.
-¿Por qué tú quieras? -pudo decir Teresa mientras comía. Reí:
-La verdad es que sí. Conozco a dos personas. Se llaman Antia y Aitana. Las conocí el día en el que me dejasteis vagabundeando sola por ahí -les fulminé con una intensa mirada, pero lo recordé- aunque gracias, fue el día más maravilloso de mi vida. Gracias por olvidaros de mi. Bueno, antes de que digáis nada, son unas chicas muy especiales, las conocí hace nada y son grandes personas. También son de España. Aitana trabaja en una tienda de ropa y Antia es simplemente, la amiga que se prueba media tienda.

Ellas rieron a carcajadas.
-Mola -dijo Ana.
-Sí, bastante. Vamos a ver una película, ¿os apuntáis?
-Haciendo amigas desde el principio -dijo Irene- que bien.
-Pero que película vamos a ver por que yo... -susurró lo último muy bajo a tal punto que no pude oír a Teresa decirlo.
-No será de miedo, la van a elegir ellas, por desgracia, no les gustan las películas de miedo.
Sentí un alivio en sus caras. ¿Era la única que le gustaba ver películas de miedo? Pienso que sí.
-Guay, ¿a qué hora vendrán?-preguntó Teresa.
-Las llamo y les pregunto -cogí mi teléfono y me dirigí a mi cuarto, me tiré en la cama y marqué el teléfono del papel.
-[...] ¿Diga?
-¿Hola?
-¿Quién eres?
-¿Quién contesta?
-Dime quien eres.
-Pero si me dijeras quien eres te diría quien soy.
-Tengo tu móvil.
-¿Pero dime quién eres? -se oyó un ruido desde aquel móvil, se oían dos voces -¡Pero dámelo! ¡Que no, que es mío! ¡EL MÓVIL LO COMPRÉ YO! ¡Pero lo tengo ahora mismo yo! ¡Quita ya, joder! -¿Diga? Soy Aitana.
-¿Aitana? Soy Vero.
-Lo siento Vero, era Antia.
-No pasa nada, decidme, ¿vais a venir a ver la película?
-Por supuesto, dime a que hora.
-Cuando os venga mejor. Oye, que a mis amigas les parece genial el plan, no teníamos nada que hacer hoy.
-¡Bien! Pues a las cinco estoy allí -se hizo una pequeña pausa y se oyó una voz lejana-¡ESTAREMOS ALLÍ!
-Claro, las dos.
-Sí, pero Antia es así.
-Bueno, ¿Y la película? ¿Cuál habéis escogido? ¿¡DE MIEDO!? Dime que sí.
-No, de miedo no Vero.
-Vaya, pues dime por lo menos cual otra.
-Sorpresa.
-Mala persona... ANTIA DIME QUE PELÍCULA HABÉIS ESCOGIDO -grité fuertemente.
-No está, ya había previsto esto -contestó Aitana.
-Está bien, a las cinco, ¿ya sabéis la calle no?
-Sí, esperemos que no nos perdamos.
-No creo, bueno, adiós chicas.
-Adiós Vero.
Y colgamos las dos a la vez. Salí de la habitación y les expliqué a las chicas la hora a la que iban a venir. También les dije que tenía comprado un helado para cada una y ellas saltaron felices por ellos. 
-¡Debo arreglarme! -dijo apresurada Teresa, que se levantó del sillón y fue dirigiéndose a su habitación mientras hablaba -¿Vamos a hacer algo más? ¿O sólo vamos a estar viendo la película toda la tarde?
-No sé, seguramente película.
-De toda formas, nos vamos a arreglar, son nuevas personas y vamos a caerles muy bien- sonrió triunfante Irene.
-Seguro que les caéis bien, no os arregléis mucho, que no es una cita-reí. Ellas hicieron caso omiso a mi estúpida broma y fueron directamente a sus habitaciones. Yo hice lo mismo, ya que luego siempre llego tarde a cualquier cosa. Entré en mi habitación y cogí ropa para cambiarme. Mi mente estaba en dos sitios: Al lado de Zayn y al lado del infinito. Pero creo que estaba más cerca de Zayn que de otro lado. Estaba duchándome cuando veo un mensaje.
"Ya vamos a vuestra casa" ponía en el mensaje... Y era de Antia y Aitana. Guay, yo estaba todavía en la ducha, y es muy raro que no me hubiera ahogado por mis propios pensamientos. Tenía poco tiempo, muy poco tiempo para arreglarme. Como pude, salí de la ducha y me vestí tropezándome con todo, como no, siempre tarde. Menos mal que ya tenía la ropa preparada:






Aporrearon fuertemente la puerta del cuarto de baño y pegué un gran salto. 

-¡Voy!
-Venga que tenemos que usar el baño -replicó Irene.
-Ya...-mientras abría la puerta, quise hablar pero ellas corrieron para ocuparlo-...va -terminé mi pobre frase incompleta. Ellas iban así:

Irene:


Ana:



Teresa:






Tenían unos bonitos conjuntos. Miré la hora, tres minutos faltaban para... no, ¡dos minutos para que fuera puntual! Venga Vero, que tú puedes. Corrí hasta la cocina y esperé a que el sonido del microondas delatará que las palomitas estaban listas. Corrí hasta la mesa, lo dejé todo allí y saqué refrescos, los helados...
*Ding dong*
¡Ahí estaban! De nuevo corrí, esta vez hasta la puerta y me sonrieron.
-Hola-saludó Antia.
-Hola Antia, hola Aitana.
-¿Qué tal? -preguntó Aitana.
-Muy bien, entrad, no os quedéis ahí. ¡Cómo si fuera vuestra casa! Pero cuidado con lo que hacéis -dije con tono irónico. Ellas solo asintieron y las invité a sentarse. 
-¿Qué película es?
-No lo sabrás hasta que la pongamos -dijo Antia.
-Vale...
Antia iba así:

Aitana:






-¡Hola!-dijo Teresa seguida de Irene y Ana. Las presenté "formalmente" aunque fue una tontería, y nos sentamos. Pusimos la película... era romántica-acción. Bah, que mas da, vamos a verla.

A veces, para mí las escenas se reconstruían en mi cabeza y formaban una pequeña parte de la película, pero no, no podía. Me sujeté las piernas con las manos y agarré un cojín. "¿Por qué no dejas de pensar en él?" me decía una voz en mi interior. "Por que él debe ser mío" contestó alguien en otra parte de mí. Antes de la mitad de la película, todo lo que había traído para comer y beber se había terminado, pero yo no iba a ir a por más, no había cogido ni una pizca de nada. Se oyó el crujir del sofá al levantarse alguien e ir a la cocina, pero yo estaba mirando a la pantalla.
Entre pensamientos y pensamientos, la película terminó.
-¡Qué bonita!-dijo Ana.
-Hemos acertado al elegir esta, ¿verdad?- preguntó Aitana.
-Sí, esta me la apunto para poder verla de nuevo, ¡a sido tan bonita...! -siguió Irene.
-¿Qué hora es? -preguntó Antia.
-Las nueve-respondió Teresa.
-¿Cómo puede durar tanto una película? No sabía que existían de tanta duración-dije yo.
-Pues ya lo sabes-concluyeron.
-Debemos irnos, mañana hay que trabajar-dijo Antia bostezando.
-Claro tú, si la que tengo que ir a trabajar soy yo, ¡tú solo te pruebas la ropa nueva que entra cada temporada!-replicó su amiga.
-Pero es agotador.
Todas reímos y les despedimos con un adiós de un gesto de la mano.
-Son muy buenas chicas-dijo Irene.
-Sí, nos caen bien- se señalaron.
Yo solo sonreí y estuvimos charlando unas cuantas cosas más. Ese día, no pude dormir mucho.
Pasaron un par de semanas y nada había cambiado...
Excepto por una cosa.


*Sé que he tardado mucho en subir, pero no he podido subir antes. El próximo capítulo lo subiré lo antes posible. Gracias a tod@s y comentad que tal. Besos y abrazos <3 *-* (:*

14 de mayo de 2013

Capítulo 7:


                 

                                                     Sueños



Estaba asimilando lo que había pasado...¿había sido real? ¿O era un sueño? Pero es que su pelo, sus ojos, sus facciones, su cuerpo, su él... ¡era demasiado real! ¿Cómo... era posible? ¿Alguien me lo puede explicar? Porque no lo entiendo. 
La lluvia seguía su mismo ritmo y yo no dejaba de mirar hacia allí, donde había desaparecido aquel cuerpo perfecto. Tal vez, me estuviera volviendo loca, y mi imaginación por puro instinto había creado aquel espejismo de... Zayn.
Seguí embobada hasta que de nuevo oí unos pasos acercarse. Venía a una velocidad espeluznante, ¿cómo podía correr tanto esa chica? 
-¿Has visto a un chico moreno, ojos marrones claros pasar por aquí?
-E-esto... ¿quién?-la chica miró hacia todos los lados y se dirigió de nuevo a mí con ansiedad.
-¡Qué si has visto a un chico moreno, de ojos marrones, alto, delgado...!- pensé que se refería a Zayn, entonces era cierto, había hablado con él. Desde su marcha, solo habían pasado unos cuatro o cinco minutos, así que, le daría ventaja.
-Esto... ahora que recuerdo, ¡sí!!- dije llamándole la atención por si decidía ir por la dirección donde se había ido él. Desde no sé donde, salieron chicas corriendo en grupo hacia nuestra dirección. ¡¿PERO CUÁNTAS ERAN?!
-¡Parad! Ella le ha visto -dijo saltando.
Empezaron a salir voces desde atrás y se acercaron a mí:
-¡Dónde está!
-¡Dilo!

-¡Tenemos prisa! ¿Por dónde se ha ido?
-Sí yo lo veo le pido un autógrafo.

-¡Joder si es qué está...!
-¡A lo mejor está con los chicos!
-Sí, ¡tendremos más autógrafos!
-¡Callaos y qué hable ya!
Esto fue lo único que entendí del griterío y hablé:
- Se ha ido... por ahí -les señalé con el dedo hacía la dirección opuesta y todas salieron pitando de allí, y me quedé sola -Esto... ¡de nada!
Dije lo último para mí misma. El cielo se iba despejando y dejo de llover mientras volvía a casa, yo estaba más que feliz. Iba dando saltos y tumbos por donde pasaba. ¿Zayn? ¡Sí, esto era por él! ¡Qué ganas de contarle todo a las chicas! Seguro que matan por no haberle "secuestrado": Bromas entre nosotras y bromas de típicas fans. Pero es que siempre había sido mi sueño. Siempre. Desde que me hice fan de aquel grupo de cinco chicos... Que cada vez que entraba a mi habitación y veía sus pósters sonrientes, como si... su sonrisa... fuera por mí, y solo por mí.
Que me había imaginado una vida perfecta conociéndolos y a él... Zayn, siempre fue el que me llamó más la atención de todos, tal vez por la imagen de misterio que le rodea, por su actitud en entrevistas, conciertos... No sé, algo que me llamaba la atención de él yacía en mi interior y cada vez era más fuerte ese sentimiento. Y ahora, ¡ala! Conoces a tu chico perfecto y ¿pum? Tu corazón explota. 
Tarareaba un par de canciones de ellos, cuando rebusqué en mi bolsillo trasero donde había metido las llaves, las cogí y abrí la puerta saltando (literalmente) de la calle hacia dentro de la casa. Tras esto, corrí como una loca suicida hacia donde estaban mis amigas. Y antes de que me pudieran hablar, yo ya estaba saltando encima del sofá y gritando.
-¡Qué te pasa!-preguntó Irene.
-¡Loca! -me dijo Ana.
-¡¡POR DIOS A QUE NO SABÉIS QUE!! He, he... -mierda, cada vez que pensaba en él... me costaba decirlo, venga, ¡qué yo puedo!-Le he visto... ¡He visto a Zayn! ¡Zayn Malik!
-¿¡QUÉ!? -las tres gritaron muy fuerte y al mismo tiempo, y corrieron a mi lado. Empezaron a darme golpetazos en el brazo para que pudiera explicarles todo. Les explique todo, cada detalle y cada pensamiento y cuando terminé, nos volvimos locas. No dejábamos de saltar y de gritar por la casa, ¿qué pensarían los vecinos? ¿Qué nos estaban matando? ¿Qué...? Pues no sé, pero yo estaba muy nerviosa, había hablado con él. 
Me miré la mano, la que él había cogido para llevarme detrás de aquella casa, y me quedé mirando allí, como si no hubiera nadie. Teresa empezó a tambalearme con sus manotazos. Yo miré y me acordé de donde estaba y que había pasado, así que, seguí con las locuras.
Les dije a las chicas que no debían decir nada a nadie, que no quería montar jaleos ni nada, ya que Zayn, aunque solo hubiésemos hablado una vez, me importaba mucho desde antes de haberlo visto, y no quería que ninguno de esos paparazzis sacara conclusiones extrañas y malévolas. Él tenía novia, y claro... los paparazzis están deseando tener una noticia para buscar un mínimo detalle e investigar sobre ello. Zayn y Perrie se querían, yo no quería arruinar su relación por una tontería. Cuando por fin, a las dos de la noche, las chicas se durmieron tras un largo día molestándome, me tiré en la cama. Cogí el móvil, en el cual la imagen de la pantalla principal era de Zayn:

 Sonreí al recordarlo todo y puse una canción tras ponerme los cascos.

-"De una forma u otra, voy a encontrarte, te voy a atrapar, atrapar, atrapar, atrapar.De una forma u otra, voy a ganarte,voy a atraparte, atraparte, atraparte, atraparte. De una forma u otra, voy a verte, voy a encontrarme contigo, contigo, contigo. Un día, quizás la semana que viene, me encontraré contigo, voy a encontrarme contigo, me encontraré contigo (...)"
Esa, esa canción me venía bien a mí, a mi situación. 
Zayn, de una forma u otra te encontraré.
...
-¿Vero?
-¿Quién eres?
Una voz perdida me hablaba en un horizonte sin fondo, sin fin, todo estaba blanco,¡no había paisaje!
-¿Quién... quién es?
-Vero... -la voz de aquella persona hacia eco alrededor mía, no se notaba quien podía ser. Imágenes de él salieron disparadas de mi mente y no conseguía distinguirlas. Estaba sola, hasta que, tras sentir como las imágenes seguían, Zayn apareció allí en frente sonriéndome.
-Vero.




...

-¡Vero! ¡Vero! OSTIAS, ¿ZAYN?
Pegué un brinco de la cama. ¡Pum! Y caí rodando fuera de la cama hacía el suelo.
-¿Estás bien?
-Esto... ¿Teresa? ¡Porque me das esos sustos, hombre!
-Lo siento, es que íbamos a seguir poniendo muebles y eso, bueno, lo que queda es decoración. ¡Hay que salir a comprar!
-Puff, ¿qué hora es?
-Buenos días "Chica que ha visto por casualidad a Zayn Malik y tengo una envidia tremenda"-dijo Irene entrando por la puerta y chillando.
-Una frase muy larga para servirme de apodo, lo siento Ire, la próxima vez será.
-Pues vaya, ya te encontraré otro, ¡joder! Eres la chica más suertuda del mundo.
Sonreí.
No tenía nada que hacer hoy día, pero, en la cabeza se me vino una idea: Visitaría la tienda de Aitana. Bueno, no es suya, pero trabaja allí. No tenía ganas de comprar cosas que no fuera ropa, y lo mejor era ir con ellas dos a la tienda, tal vez, me aclararía que significaba ese sueño. Zayn aparecía tan perfecto en aquel sueño, con sus andares característicos y su cuerpo perfecto se esculpía en mi cabeza: No me lo podía quitar de la mente. Decidí ir a mi armario repleto de conjuntos, no sabía cuál elegir, así que me puse este:




-Venga Vero, tienes que venir con nosotras a la tienda, ¡porfa! -suplicó Ana.

-No puedo, tengo que hacer un par de cosas en la tienda que visitamos ayer, ¿te acuerdas? 
-Ah sí, pero...
Antes de acabar Ana la frase, yo ya salía por la puerta.
-Nos vemos -susurré tras cerrarla. Me quedé pensando en él. Creo que me estaba volviendo loca. Su cara y su imagen me aparecía en todos lados, ¡era imposible! Sacudí mi cabeza varias veces, así tal vez, él desaparecía por unos instantes, pero no.
Eran las diez de la mañana. Hacía una calor tremendo comparando con el frío de ayer. Pasé por la calle donde le había visto, y me quedé pensando, no sé muy bien en que, pero de momento, aquella imagen: Su mano con la mía encajaba perfectamente. 
Crucé la acera y fui a aquella en la que me había chocado con él. Y sonreí todo el maldito camino hasta la tienda.
-Hola -sonreí al entrar y ver a Aitana.
-...¿Vero? ¡Ah sí!-rió por su memoria- ¿Qué pasa?
-Pues nada, que te he venido a visitar, bueno, a Antia también, pero no se ve por aquí.
-Debería estar, ¡pero llega tarde! Como siempre. ¿Y cómo estás?-demasiado bien, diría yo.
-Muy bien, ya tenemos toda nuestra casa bien arreglada.
-¡Qué bien! Seguro que es preciosa.
-¡Y tanto! -reímos las dos -¿Quieres venir algún día?
-Me encantaría.
-Y, ¿puedes hoy?
-Vero, pensé un día, no hoy -rió a carcajadas -pero si, puedo, la verdad es que no tenía planes, pensé en ver una película, pero ahora, mejor que voy a tu casa, ¡tengo unas ganas de conocer a tus amigas!
-Si quieres podemos ver la película todas juntas, me gustaría mucho.
-¡Claro que si!-apareció Antia desde atrás sobresaltando a Aitana -¡Hola!
-Hola -dijimos las dos.
-Me encantaría ver esa película, ¿estoy invitada? -preguntó Antia.
-Si, claro, quería preguntártelo,pero como no estabas por tardona -le enseñé la lengua.
-Esta bien, la veremos todas -dijo Aitana.
-Bien, que guay, y decidme a que hora.
-No sé, yo tengo que hacer un par de horas extras en la tienda para ordenarlo todo, no sé como  la gente puede arrasar así la tienda- señaló la parte de atrás - Hicimos rebajas -dijo justificándose.
-Vale, entonces, ¿cómo lo vamos a hacer?
-Pues te damos nuestro número de móvil -dijo Antia.
-Vale, guay, ¿necesitarás ayuda Aitana?
-No, muchas gracias Vero.
-No es nada, somos amigas-me dirigí a las dos. Me dieron sus números y tras esto seguí hablando:
-Yo elijo la película... ¡ya sé!
-De miedo no -susurró Antia.
-¡De miedo sí! Me encantan.
-¡A nosotras no!-dijo Aitana.
-Oh venga, por favor.
-¡No!
-¡Y no! -concluyó Antia-la película la elegiremos nosotras dos -se señaló a ella y a Aitana.
-Está bien, pero recordad que las películas de terror molan más que otras, yo solo recuerdo.
Ellas sonrieron y negaron con la cabeza: Yo quería una película de terror, pero bueno.
-Luego te llamamos -dijo Aitana.
-Vale, o yo a vosotras, ¡hasta luego! -concluí yéndome de la tienda. Mientras iba de vuelta a casa me paré a comprar unos helados, para mí y para las chicas, ¡no sabía de qué les gustaba! Pero seguro que acertaría. Siete chicas, siete helados.
Cuando volví a casa, todavía ellas tres no habían llegado, así que cogí el ordenador y me metí en Twitter. Cotilleé un buen rato los perfiles de los chicos de One Direction. Zayn había twitteado hace dos horas. Decidí enviarle un tweet con un "I love you so much" y cerré mi perfil. No serviría de nada, pero por probar, no pierdo nada. Estuve aburrida todo el rato hasta que ellas llegaron.
Les contaría nuestro plan para hacer esta tarde. Espero que no tuvieran otra cosa que hacer.


*Gracias por leer y por favor comentad si queréis el próximo capi <3 Si llegamos a muchos comentarios (no vale hacer trampas :P) subiré el próximo capítulo esta semana, besos :)*