Tumblr Mouse Cursors
I'm in love with you: Capítulo 10:
Tumblr Mouse Cursors

19 de julio de 2013

Capítulo 10:






                                                               La fiesta

"Bum" "Bum" "Bum" "Bum" "Bum" "Bum" "Bum".
Mi corazón se aceleró.
"¡BUM!" Cada vez parecía más fuerte. No podía respirar, tampoco podía hablar.
"Bum" "Bum" "Bum". Al principio me quedé mirando su cara, para poder encontrar una pista de que tal vez aquello era un sueño. 
Pero los sentimientos de sentirse insignificante, de que eres sólo un juguete del destino parecían tan reales... 
Y esta vez el destino...
Había acertado.


Su cara era de preocupación, eso por lo menos pensé. Algo extraño, ya que en aquel momento sólo tenía ojos y pensamientos para aquella perfecta escultura de pies a cabeza. Tragué saliva. ¿Cómo me vería en ese momento? Completamente estúpida, como nadie, estoy segura. ¿Pero qué contesto? ¡Un sí! Eso lo tenía claro. ¿Pero y si era broma? ¿Y si era una jugarreta del bipolar destino? ¿Y si...?
Cállate.
Oí un suspiro forzado pero con un intento de disimulo.
Miré hacia el suelo y luego la hora. ¡Qué estúpida, lo sé! Habían pasado dos minutos desde su pregunta. Dos minutos de puro infierno y a la vez dos minutos de gloria.
Cuando sentí que aquello si era real. Una sonrisa de oreja a oreja se cruzó por mi cara y levanté la cabeza con un rápido movimiento. "Loca" pensé.
Él se acercó a mí.
-¿Estás bien? ¿Te ocurre algo?-preguntó.
-Estoy bien, gracias. No te preocupes.
-Y... -él quiso proseguir. Fue una indirecta para que le contestara. Estaba y estoy segura.
-Claro -sonreí decidida. Sus labios se transformaron desde una línea recta perfectamente trabajada a una media sonrisa-Y bueno...
-¿Me das tu número de móvil?
-Sí... est...-y me interrumpió.
-Toma -sacó su móvil del bolsillo y me lo entregó -¿me lo apuntas?
-Cla...claro -cogí su móvil con torpeza e intenté buscar donde se apuntaba el número. Al verme tan amargada y nerviosa, se puso a mi lado.
Su brazo al contacto con el mío, me hizo estremecer. Con su suave contacto. Creo que me gustaba esa sensación de sentirse de esta forma. Esa forma de la que me sentía yo en este momento. Como no, yo iba a disfrutar de ese momento. Por si me despertaba del sueño. Rocé esta vez yo su brazo con el mío, pero él no se dió cuenta de mi acción intencionada. 
-Aquí -me susurró con un tono suave, señalándome dónde debía ponerlo.
Me quedé callada, ¡cómo podía tener ese móvil! Seguro le habría costado un pastón... normal. Aunque era un lío. 
Miré con el ceño fruncido el móvil y él se rió a carcajadas.
-Creo que sería más fácil que me dijeras tu número para que yo lo apunte- me dijo. Buena opción Zayn. Se lo fui dictando y se lo repetí unas dos o tres veces. Él reía cada vez que le decía que debía repetírselo de nuevo. 
-Bien, pues ya te llamo. Debo irme -me besó la mejilla. 
Temblar. Temblar. Temblar. Temblar. Temblar. Temblar.
Me puse nerviosa. No le pude devolver el beso por que cruzó la calle rápidamente y se giró para hacerme un gesto con su mano de despedida.
Hice como la que metía las llaves en la ranura de la puerta, la abría y la cerraba. Lo hice, pero corrí hacía las ventanas, aparté de un tirón las cortinas y miré hacía donde se había ido.
Estaba allí, subiéndose en un coche negro, alto y grande con cristales tintados. Pude observar que tras poner un pie dentro del coche, echaba una última mirada hacía mi casa (nuestra casa) y cerraba de un golpe la puerta. El coche aceleró hasta perderse de mi vista tras girar a la izquierda.
Giré hacía el salón y miré el reloj, ¡las ocho y media! Justo a tiempo.
Se oyó el timbre.
No, ahora es justo a tiempo. Eran Antia y Aitana.
-Hola-dijeron las dos a la vez.
-¡Hola! Pasad -les permití el paso hacia el salón y se sentaron.
-¿Siempre abres tú la puerta? -preguntó Aitana riéndose.
-Eso creo. Bienvenidas a mi vida.
Antia empezó a reírse pero la interrumpió mi grito:
-SALID YA QUE YA ESTÁN AQUÍ -como si no estuvieran grité a pleno pulmón.
-Impaciente -decía Irene desde el baño, mientras abría la puerta y se encaminaba hacia el salón. Se sentó y las saludó -a Teresa y a Ana les queda bastante.
Irene iba así (sin chaqueta):


-Irene, adoro tu conjunto, ¿dónde te lo has comprado? -preguntó interesada Aitana.

-Secreto y gracias. También adoro vuestra ropa, ¡decidme dónde os la habéis comprado y no vale decir...!
-Secreto -dijo Aitana riéndose.
-Dije que no valía.
-No lo llegaste a decir.
-Pero lo iba a decir.
-¡No lo has dicho!
-¡Pero sabías que lo iba a decir!
-Pero yo... no, no lo sabía -mintió Aitana a la defensiva. En el fondo se notaba que "peleaban" de forma divertida y muy de broma, por que en sus caras se notaba las ganas que tenían de partirse de risa. Pero solo una pequeña muestra de burla se les asomaba, y no es que se notara mucho- Además, si me dijeras la tuya...
-Bueno chicas, no os peleéis, que os puedo decir dónde me he comprado la mía -interrumpió sonriendo Antia.
-¿Y tú porqué interrumpes? Se estaba poniendo interesante- sonreí maliciosamente.
-Calla -me dió un manotazo y siguió riéndose.
-Cállate tú -esta vez el manotazo fue hacía ella.
Y así seguimos partiéndonos de risa. Y por culpa de Antia y también por mi culpa, no sé como lo hicimos que metimos en nuestra pequeña discusión de manotazos a Irene y Aitana.
Sus conjuntos, fueron de Antia:




Aitana:

Cuando, tras un rato viendo la tele, salieron Teresa y Ana.
-Ya estamos aquí.
-Gracias, por fin-suspiró Antia y empujó a Aitana, que estaba encima de ella. Mientras tanto, se habían tendido en el sofá. Aitana casi se cae pero su amiga rectificó cogiéndola del brazo mientras reía.
-Gracias-reía Aitana mientras se cogía del brazo de Antia y se levantaba.
Conjunto de Ana:

Conjunto de Teresa:
Por fin pudimos salir.
-No he traído coche por que está cerca de aquí-dijo Aitana.
-Pero...-iba a decir Irene.
-Está aquí cerca-insistió Antia.
-No es eso-siguió diciendo Teresa-es que no sabemos a donde nos lleváis.
-Ah eso, perdón. Pues teníamos pensado llevaros a un restaurante que hay de moda por estas calles. Hemos ido allí montones de veces con otros amigos.
-¿Amigos?-hice un movimiento de cejas. Me encantaba hacerlo.
-Sí, sí. Decidnos, decidnos-Ana se unió a mí.
-¿No nos dejaréis con la duda...? -preguntó Teresa.
-Lo siento, somos así. Necesitamos saberlo -bien, ahora Irene también.
-Ya os diremos-rió Aitana-Ahora sigue explicando Antia, lo que ellas te han interrumpido-y nos fulminó con la mirada.
-Vale-hizo una pausa por si alguien se atrevía a interrumpir de nuevo y prosiguió-Teníamos planeado lo anterior, pero esta tarde me avisaron de que habría a las afueras de la ciudad una fiesta.
Antes de que siguiera interrumpí:
-Una fiesta de...
-Una fiesta, solo eso-respondió Aitana. Asentí y siguió explicando Antia.
-Me dijeron que podía invitar a quien quisiera. Si os digo la verdad, quien me llamó fue una amiga... pero no conozco a nadie más. No sé ni quien irá. Tal vez vaya poca gente, supongo.
-Pero sólo supones-dijo Teresa.
-Sí.
-¿Y cómo vamos ir? Coche...
-Oh, mierda, mierda-Aitana se dió con su mano en la cabeza y entrecerró los ojos esperando que no le dijéramos nada. Defensa propia.
Yo empecé a reírme:
-Creo que ya mismo necesitaré comprarme un coche por si alguna emergencia.
-Como esta-contestó Irene.
-No pasa nada, podemos ir a mi casa-dijo Aitana.
-No, tú debes ir a tu casa-la señaló con el dedo Ana.
-Esta bien... sois malas,vamos Antia.
-Yo...me quedo aquí-dijo Antia.
-Pero... bueno vale, tendré que ir yo, no tardaré mucho.
-Vale, te esperamos aquí, no te preocupes.
Aitana echó una última mirada y se marchó hacia su casa en busca de su coche. Antia al final fue con ella.
En cuanto Irene, Ana y Teresa las vieron desaparecer se metieron en casa.
-¿No vienes?-preguntaron.
-No-contesté. Me senté en el escalón y me eché en la puerta. La noche se tornaba más fría y se podían ver las estrellas. No quería estar dentro de la casa. No sé. Miré el móvil. Yo no tenía su número, no podía hacer nada.
Le tocaba a él decirme si yo era alguien o no. Tal vez no me llamara. Tal vez fue un sueño y aún esté dormida. "Voy a pellizcarme" pensé. Me di un fuerte pellizco en el brazo, pero solo sentí dolor. Me quejé. "En las películas siempre funcionan", me encogí de hombros y esperé a que pasará el tiempo. En mi mente sólo pasaba un "Llámame". Él debía hacerlo. 
Veía las imágenes que tenía el móvil, ponía música, la paraba, la ponía y la volvía a parar. Después jugué con la pulsera que llevaba. 
Me entretenía mirando los coches que pasaban, haber si acertaba cual era el de Aitana. Nunca acertaba. Hasta que un coche se paró y Aitana me saludó desde dentro bajando la ventanilla.
-¡Vamos!
-Chicas, venga nos vamos que ya están aquí-grité desde afuera. Me metí dentro del coche- ¿Qué hora es?
-Las diez-contestó Antia.
-Vale, gracias-esperamos diez minutos mientras charlábamos de si "la fiesta por aquí" "la fiesta por allá" y entraron las demás.
-Por fin Aitana-suspiró Ana.
-Creí que nos dijiste que tu casa estaba cerca-dije yo.
-Hemos ido lo más deprisa que hemos podido -se excusó Antia.
-¿Y esa comida que hay ahí?-se fijó Irene, recogiendo los restos que quedaban de comida en un envoltorio.
-No sé, ¿Antia?-preguntó Aitana.
-¿Eh? No, ¿Aitana?-contestó esta.
-Tampoco-empecé a reírme. Seguro que se habían parado por el camino a comprar algo de comer-Dejaros de rollos, que eso seguramente será de otro día, ahora ¿la fiesta?
-¡Sí! Vamos-empezó a emocionarse Teresa dando algunos palmetazos en el sillón de delante para que arrancara ya.
-Ya va, ya va.
Condució hacía las afueras de la ciudad, yo no conocía eso así que lo tuve que preguntar porque si no estallaba.
-¿No nos estarás llevando a un lugar escondido para matarnos y que nadie os vea?-miré primero a Antia y luego a Aitana.
-Sí, ¿algún problema?-contestó esta última.
-No, nada, guay-todas empezaron a reírse. Las casas se estaban empezando a acabar y cuando se acabaron, la carretera descendía hacía abajo.
-Quince minutos más y llegamos.
Eso fueron, quince minutos exactos contados por mi reloj. Se oía la música y el alboroto fuera de la casa. No era grande, pero detrás, estaba el patio, eso si que era grande. 
-Esperad, que yo paso de entrar ahí sin saber dónde está Naomí. 
-¿Qué Naomí?
-La chica que me llamó- salió del coche y marcó un número. Se separó del coche y de la casa. Estuvo hablando un momento y volvió. Se quedó mirando la casa y se agachó para hablarnos con la ventanilla abierta-Es aquella.
Observamos como la chica rubia de pelo corto, baja y flaca avanzaba por el camino de personas (borrachas). Cuando se acercó más, pude fijarme en su conjunto.


-¡AITANA!-corrió a abrazarla. Pero antes se paró y le dió "dos besos". Si eso se podía decir, ni la tocó.
-Naomí-dijo de saludo y asintió. Antia salió del coche retumbando la puerta al cerrarla para que se diera cuenta de que estaba allí.
-¡Antia!-dijo e hizo la misma acción.
-¿Qué tal Naomí?
-Bien bien, ¿entráis? No os habéis perdido nada interesante. Pero ya mismo llegará-rió. Miró el coche y simplemente volvió a la casa. Teresa, Ana e Irene salieron del coche. Y yo salí tras ellas.
-Podemos entrar ya, supongo.
Nos dirigimos dentro de la casa. En lo primero que me fijé era en un chico que estaba tirando en el suelo al lado de la puerta, abrí los ojos como platos e intenté no pisarle.
-¿Está vivo?-les susurré a las chicas.
-No sé, ¿lo comprobamos?-empezó a reír a Ana.
-¡No!-contestó Teresa.
-Pero que mierda es esta...-dijo Antia mirando como la mayoría estaban borrachos y la música te destruía los oídos.
-Vamos a sentarnos a...-Irene señaló a todas partes y al ver que no había sitio concluyó-allí. Había señalado al suelo. Reímos y buscamos un sitio para sentarnos.
-Podríamos quedarnos en las escaleras, mejor -dijo Teresa.
Cuando llegamos había allí una chica sentada. Nos sentamos al lado y empezamos a charlar entre nosotras sobre cosas de la mismísima fiesta. Desde arriba había un pasillo que llegaba a habitaciones y bajaron una chica y un chico a trompicones juntos. Iban más que borrachos. La chica se tropezó al bajar y perdió pie justo al lado de la chica desconocida y yo.
-¡Cuidado joder! - grité, ya que la chica había empujado a la que estaba al lado mía y esta a mí sin querer. El chico y la chica se reían y se tambaleaban hasta la cocina.
-Perdona-dijo.
-No pasa nada-dije yo sonriendo-No es tu culpa.
-Gracias. Esta fiesta no es muy buena.
-Cierto, bastante. Acabamos de llegar y hemos acabado aquí. ¿Y tú qué haces aquí sola?
-¿Sola? No, mis amigas estarán por aquí. Pero paso de ese rollo. Lo de beber y eso...
-Lo mismo digo. Son las once y ya están así- señalé al de antes, el chico de la puerta. Seguía allí babeando con botellas de alcohol. Se rió al ver su cara.
-¿Cómo te llamas?-me preguntó.
-Vero, encantada ¿y tú?
-Kamilia, lo mismo digo-sonrió.
Ahora que me fijaba, era muy guapa.

-¿Son esas tus amigas?
-Sí, son estas-miré a mi lado pero no estaban. Kamilia rió a carcajadas:
-¿Son aquellas?, las he visto antes. Se acaban de ir -estaban con Naomí. Aitana la sujetaba y Antia también.
-Sabía que esa iba a acabar borracha.
-¿Quién?
-Aquella chica rubia-mis amigas la sostuvieron y Naomí no reaccionaba-¿Qué le pasa?
Aitana contestó:
-No sé. Está así, no responde.
-Déjala en el sofá-la depositaron cuidadosamente. Y esta empezó a roncar. Nos partimos de risa mientras los demás seguían a su rollo. Sólo estaba dormida. La dejamos allí y yo volví con Kamilia.
-¿En serio esa es tu amiga?-me preguntó esta.
-Que va, sólo sé que se llama Naomí y que ronca.
-Interesante que sepas eso-nos reímos de nuevo -¿Quieres salir un rato fuera?
-Claro, no tengo nada mejor que hacer- miré de nuevo a mi alrededor antes de salir. Cuidadosamente intenté no aplastar el cuerpo de aquel chaval en la puerta con mis tacones y salimos fuera.
No sé por que lo tuvimos que hace. Aquello si que era un descontrol.



*¡Espero que os haya gustado el capítulo! Aquí tenéis mi twitter por si me queréis agregar: @VeroL55. Comentad y muchas gracias por seguir leyendo*.

No hay comentarios:

Publicar un comentario