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I'm in love with you: Capítulo 4:
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27 de abril de 2013

Capítulo 4:




                                                                    Un susto de muerte


Me desperté repentinamente. Todo estaba oscuro.
-¿Dónde estoy?- dije en voz alta -Joder es verdad... ¡estoy en Londres!
"¿Pero qué hago gritando? Shh que las vas a despertar" pensé. Sí, estaba hablando sola, he de admitir. Intenté alcanzar la llave de la luz, pero fue imposible. Me levanté e intenté recordar si había puesto algún chisme por medio, pero no recordé ninguno. Palpé la pared hasta que por fin pude encender la luz. Menos mal que habíamos dormido en habitaciones distintas, si no, ya se hubieran percatado de que estaba despierta, no sé si ya lo habían echo estando en otras habitaciones. Miré mi reloj: ¡las cuatro de la mañana! ¿Qué había dormido? ¿Tres horas, dos...? ¿¡Incluso solo una!? Nos habíamos acostado a las doce de la noche para poder levantarnos temprano, pero, seguramente me dormí a las dos o a las tres... ¿y son las cuatro? Se ve que no he dormido nada, me dolía la cabeza, pero ya se me pasaría. Miré por la cristalera de la habitación y la abrí. Fue una mala decisión. Yo estaba en mangas cortas y con unos shorts, la suave brisa me recorrió el cuerpo... hacía demasiado frío para salir así. Me giré corriendo y cerré de un golpe. Rebusqué en la maleta y cogí una sudadera y me la puse. Me volví de nuevo y salí otra vez hacia afuera. Pasé por el pequeño camino entre el césped y me quedé allí parada. El aire hizo unas pequeñas olas de viento a mi alrededor y los pelos se me pusieron de punta. 
Todo seguía oscuro. Me daba miedo pisar el césped... ¡a saber qué podría haber por haber pasado tanto tiempo de no cortarlo! Así que no me moví ni un centímetro de mi sitio y... se oyó un ruido. Un ruido pequeño, pero al que yo pude oír. Un ruido que no provenía de dentro de la casa. Un ruido que provenía cerca mía... Un ruido que... ¡se acercaba! Casi doy un salto, pero... ¡Maldito gato! Me había asustado. 
Miré hacia la calle, no había nadie, ¿quién iba a haber? Eran las cuatro de la mañana. Solo se oía el silbido del viento. Las nubes empezaron a oscurecer más el cielo. Y me metí en casa, de nuevo.
Cerré la cristalera de un golpe y eché las cortinas nuevas color violeta que tanto me gustaron desde un principio antes de comprarlas. Salí al pasillo y me acerqué con sigilo a la habitación de Teresa, la que estaba más cerca mía. Cerré la puerta, y así hice con las de Irene y Ana. Iba a empezar a poner mobiliario en el salón antes de que se levantaran y no quería despertarlas por si hacía sin querer, algo de ruido. "Lo sé, soy demasiado buena persona", pensé.
Encendí la pequeña lámpara del salón y empecé a poner cosas, claro, a mi gusto. Si no le gustaban como lo habían puesto, lo siento mucho, pero que se aguanten... ¡o qué lo cambien ellas! Yo me he levantado a las cuatro para hacer esto... bueno, mentira, por que me había desvelado ya, y no tenía nada más interesante que hacer. Está bien, manos a la obra.
A las seis de la mañana todo estaba bien puesto en su sitio, pero solo del salón. Me fui a la cocina y limpie un poco la habitación. En los estantes puse comida que nos habíamos traído desde casa y también algunos objetos. Todo estaba quedando muy bien. Eran ya casi las diez de la mañana, y a la cocina solo faltaba ponerle cosas que tiene la cocina... ¿cómo comida, por ejemplo? Eso era lo que faltaba, apenas había. ¡Pero no sabía donde había alguna tienda o algo así! 
Fui hacia mi habitación, pero antes me asomé por el pasillo, por si alguna andaba despierta para que fuera conmigo a comprar... pero las muy flojas seguían durmiendo. Abrí las cortinas para que entrara la luz. Y rebusqué en mi maleta tirando la ropa que no quería encima de la cama. Cuando lo encontré todo, recogí la ropa, y me puse el conjunto:
Siempre había querido tener unas converse, y antes de venir a Londres me las quise comprar... ¡me encantan! Abrí la puerta y me froté los ojos por toda la luz que había. ¡Joder, cuánto tráfico! Las personas iban de aquí para allá como rayos. Había mucho ruido. Busqué con la mirada algún supermercado y vi una pequeña tienda que pareció tener comida. Para mí, sería un riesgo pasar a la acera del frente, pero me armé de valor. El semáforo dió luz verde y las personas pasaron. Yo recorrí con la mirada como pasaban, y me di cuenta de que debía pasar yo también antes de que se pusiera en rojo. ¡Qué torpe! Me di prisa en pasar y me metí las manos en los bolsillos mientras recorría la calle para poder llegar a la tienda. Mis tripas se quejaron y yo solo suspiré, por la impaciencia. Entré y había unas siete personas dentro, sin contar a la encargada. La tienda era grande, pero no era un supermercado. Cogí lo necesario, y me fui para pagar. Pagué y me llevé mis dos bolsas feliz de haber echó la compra. De nuevo esperé unos cinco minutos para que el maldito semáforo se pusiera en verde. "Por fin" susurré en mi interior, mientras cruzaba la calle y los coches se paraban al ver al gentío pasar, y a aquel semáforo de color verde. Mientras miraba el bullicio, llegué a casa. Rebusqué en el bolsillo... Mierda. No tenía las llaves. Ahora tendría que llamar al timbre y tres personas echas una furia me abrirían así la puerta por haberlas despertado. Rebusqué otra vez, pero esta vez en el otro bolsillo, ¡si! Menos mal, ahí estabais. Saqué con ellas mi móvil: 10:48. Abrí la puerta. 
Las ventanas seguían sin estar abiertas, y nada cambiado de su sitio. Seguían durmiendo. Cerré la puerta y me dirigí a la cocina. Metí en los estantes la comida, y también en el frigorífico. Me hice unas tostadas y me eché leche en un vaso. ¡Qué hambre! Mis tripas me acompañaron en el sentimiento, ya que hicieron un ruido extraño. Reí y puse mi desayuno en el salón. Arrastré una de las sillas y puse la tele. Empecé a hacer zapping, muy raro en mí, ya que eso me aburría. Pero quería ver cuáles eran los canales de aquí. Tan diferentes a los de España... Seguí mirando que ponían en la televisión mientras hacía zapping. Y oí una puerta abrirse. Apagué la televisión y me asomé con cuidado. Irene iba zombi hacia el cuarto de baño y al oír las pisadas de Irene, Teresa abrió la puerta dos minutos más tarde y aporreó muy fuerte la puerta del cuarto de baño. 
-¿Quién hay ahí?
-Nadie -contestó con voz ronca Irene.
-Ah, entonces vale, me voy a dormir de nuevo.
-No, espera, que ya salgo, además, son las once y media... creo, no sé si he mirado bien el reloj.
-Espera -Teresa abrió de nuevo la puerta de su habitación y a los segundos salió con su móvil en la mano- ¡Sí! Y media.
Mientras Teresa decía eso, Irene salió y se había peinado. 
-Voy a despertar a Ana y a Vero -Teresa asintió con los ojos cerrados y entró en el cuarto de baño como Irene: zombi. 
Abrió la puerta de Ana sin llamar y se le oyó gritar:
-¡Ana! ¡Ana! ¡Ana! ¡Despierta!
-Te vas yendo a la mierda -contestó enfurecida Ana.
-Venga, hombre, que hoy va a ser un día genial.
-¡Pero sal!
-No, no hasta que te levantes.
Pensé que enfurecía por momentos, pero al ver que Irene no salía le tiró un cojín a la cara y le gritó:
-¡Vale! Vamos a despertar a las demás.

Irene se cubrió:
-Teresa ya se ha levantado, falta Vero.

En ese momento, Teresa salía del baño y las tres se dirigieron a mi habitación, me escondí un poco más para que no me vieran y creyeran que estaba durmiendo.
-Luego dirá que somos nosotras las que dormimos más-dijo bostezando Teresa.
-Ahora le echamos la bronca -contestó Ana.
-¡Pero si te hemos tenido que despertar nosotras a ti! -dijo Irene.
-Pero yo me he despertado antes.
Gruñí por dentro. ¿Qué ellas eran las qué se despertaban antes? ¿Qué yo era la qué dormía más? Vale, que me gustara dormir... ¡pero me había despertado a las cuatro! ¡LAS CUATRO!
-No está.
-¿Dónde estará? -preguntó Teresa a las dos.
Mientras venían hacía el salón, sin saber que estaba allí, yo planeaba mi venganza.
Salté sobre ellas y gritaron al unisono mientras yo me reía a carcajadas y daba dos pasos hacia atrás por si alguna intentaba atraparme.
-¡Qué susto!-seguía diciendo Ana, aún en shock.
-¿En qué te entretienes tú? -se enfurruñó Teresa.
-¿Vosotras eráis las que os levantabais temprano? Claro, y yo me he levantado a las cuatro.
-¿¡A las cuatro!?-gritaron.
-Sí, no podía dormir, y... mirad mi obra de arte -señalé el salón, la verdad es que me había quedado bastante bien -Y la cocina también es mi obra de arte.
-Has aprovechado el tiempo.
-Sí, he echo algo productivo, no como unas flojas que conozco yo, pero claro, no quiero señalar-me contradije a mi misma y las señalé. Ellas por venganza, me pegaron con los cojines, pero pusimos paz, al recordarles que había recogido un poco la casa en esas horas.
-Vamos, desayunad -les recordé.
-¡Cierto!-dijo Ana mientras iba a la cocina.
-¿Ya has comido?- me preguntó Irene.
-Sí, comed vosotras.
Seguí haciendo zapping hasta que vinieron.
-¿Qué tal si nos vamos de compras? -preguntó Teresa, ya desayunada.
-¡Buena idea!- Gritamos las cuatro, si, las cuatro. A Teresa también le gustaba su idea. Todas nos reímos y la verdad es que me gustaba mucho esa idea.
Una gran idea.


*Gracias por leer y espero qué comentéis que os a parecido el capítulo. Muchas gracias :)*


4 comentarios:

  1. Me ha encantado el cap.
    K bien! Soy la primera en comentar!
    Siguela prontito!
    BESOS!

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    Respuestas
    1. Me alegro de que te haya gustado :) Ya mismo la sigo, espero subir capítulo esta semana. Besos ;D <3

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  2. DIRECTIONER FOREVER4 may 2013, 12:52:00

    Muy bueno el capitulo por favor publica el siguiente pronto, me he quedado muy intrigada.
    BESOS!!!!!!!!

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